En los últimos años, la industria del cannabis ha experimentado un crecimiento exponencial. Pero más allá del mercado, un fenómeno igualmente poderoso está ocurriendo: la creciente participación de mujeres que, desde diferentes frentes, impulsan un movimiento diverso, ético y transformador. Este artículo destaca cómo la diversidad canábica, liderada por mujeres, está dando forma a un nuevo paradigma dentro del sector.
Más allá del género: ¿Qué significa diversidad canábica?
Cuando hablamos de diversidad canábica, no nos referimos únicamente a la variedad de genéticas o usos de la planta. Hablamos de personas. De las múltiples identidades que integran el movimiento: mujeres cis, trans, no binaries, racializadas, indígenas, migrantes, personas con discapacidad, activistas queer y muchas otras voces que han sido históricamente marginadas del discurso dominante.
Este nuevo enfoque abraza la inclusión como principio. Se trata de democratizar el acceso, la representación y la participación en todos los niveles del sector canábico.
Mujeres protagonistas: del activismo a la empresa
En distintos rincones del mundo, mujeres están asumiendo roles de liderazgo que rompen con la narrativa hegemónica. Desde la creación de clubes canábicos y cooperativas hasta laboratorios científicos, medios de comunicación, emprendimientos educativos y consultorías jurídicas, su presencia no solo es notoria, sino también imprescindible.
Ejemplos abundan: mujeres que legislan por políticas de drogas más humanas, que investigan cannabinoides desde una mirada feminista, que enseñan autocultivo como acto de autonomía corporal, o que crean productos canábicos con enfoque terapéutico y comunitario.
¿Por qué es importante visibilizar esta diversidad?
El reconocimiento del papel de las mujeres y disidencias en el sector no es una cuestión de moda: es un acto de justicia histórica. Durante décadas, las políticas prohibicionistas han afectado de manera desproporcionada a ciertos cuerpos —especialmente los racializados y feminizados— y han invisibilizado los aportes de mujeres cultivadoras, curanderas, usuarias medicinales y cuidadoras.
Visibilizar sus historias no solo combate el estigma, sino que también enriquece el movimiento con nuevas perspectivas, narrativas y soluciones.
Obstáculos y desafíos para una inclusión real
Aunque hay avances, la desigualdad persiste. Las mujeres enfrentan obstáculos como el machismo en los espacios de decisión, la falta de financiamento para sus proyectos, la hipersexualización en campañas publicitarias y la exclusión de ferias y eventos clave.
Además, muchas veces deben enfrentarse a estigmas cruzados: por ser consumidoras, por ser madres, por ser pobres o racializadas. Combatir estas formas de opresión requiere no solo buenas intenciones, sino políticas concretas de inclusión, cupos, formación y reparación.
Hacia un futuro canábico verdaderamente inclusivo
La diversidad canábica en acción no es una utopía: ya está ocurriendo. En cada taller autogestionado, en cada cooperativa que prioriza el bien común, en cada mujer que se atreve a hablar, plantar, curar y liderar.
Lo que está en juego no es solo la planta, sino el modelo social que queremos construir a partir de ella. Y si ese modelo no es feminista, antirracista y comunitario, no será verdaderamente transformador.
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